La explosión de la belleza en las farmacias

El cosmético a menudo se asocia con el lujo y las perfumerías. Sin embargo, cada vez son más las personas que acuden a las farmacias para el cuidado de su piel (las compras de la categoría de autocuidado en farmacias crecieron de 25% a 30% de 2011 a 2016, siendo la dermocosmética una parte muy significativa responsable de dicho aumento).

Buena parte de las razones de este crecimiento están en motivos médicos, por ser un ámbito en el que se une la belleza y la salud.

A modo de ejemplo, no es posible eliminar buena parte de los tipos de manchas de la piel sin acudir a principios dermatológicos (ácido elágico, ácido kójico…), como tampoco es posible obtener una piel más joven, sin eliminar las células muertas, que conseguimos con el “peeling” (sus principios activos son retinol, alfa hidroxiácidos) o como para iluminar la piel de la cara se ha de utilizar vitamina C (tiene ácido ascórbico), debido a su propiedad antioxidante y su efecto antienvejecimiento, o el tratamiento de pieles atópicas con sustancias emolientes, sin perfumes y sin detergentes.

De forma similar, el espectro de rayos solares cubiertos por los productos de protección solar difiere de unos productos a otros, por lo que quien busca una mayor protección elige aquellos productos cuyo espectro sea más amplio, que puede complementar con protección solar oral. Los fotoprotectores pueden ser físicos o minerales muy adecuados para niños, químicos o biológicos.

Existen también razones más allá del producto en sí, que requieren conocer bien las necesidades del usuario, para identificar el tratamiento y productos más adecuados al mismo. Sin la atención farmacéutica especializada en dermofarmacia y la confianza en el facultativo esto no es posible. Aunque la compra se dilate en el tiempo, al requerir una mayor interacción con del usuario con el farmacéutico, la experiencia de cliente final es muy superior, en la que también entran factores como la relación calidad-precio, los horarios ampliados y la proximidad de la farmacia.

El aunar dentro de un mismo local la atención farmacéutica especializada con unos productos más adecuados y la dispensación de medicamentos prescritos por médicos, aumenta la confianza del usuario y, por ende, su fidelidad (75% de los clientes de dermofarmacia compran en su farmacia habitual).

Adicionalmente al cuidado y a la belleza en sí, el cliente actual busca tranquilidad en lo relativo a su salud, dentro de su alcance y encuentra en el farmacéutico especialista en dermatología un profesional cercano que le da confianza y que mejora la belleza y la salud de la piel.

Dra. Pilar Gay